Voy a hablar de mis gustos y experiencias personales relacionadas con el BDSM y lo que influye el patriarcado en este aspecto; así como sobre mi opinión respecto a los revuelos que está teniendo últimamente en twitter a raíz de cuentas como @wikisumises
El BDSM es un conjunto de prácticas sexuales que engloba el Bondage, la Disciplina, la Dominación y la sumisión, el Sadismo y el Masoquismo . Estas prácticas, son totalmente consensuadas por las personas que lo practican, si no, dejamos de hablar de BDSM y pasamos a hablar de violación.
Bien, en primer lugar voy a hablar de mis gustos y experiencias personales con esto. Desde muy pequeña, siempre me ha atraído la idea de sumisión de la mujer con respecto al hombre a lo que al sexo se refiere. Seguramente ni siquiera sabía lo que era el sexo, pero tengo recuerdos de situaciones, sueños y pensamientos donde ya desde niña me sentía atraída por esta idea. Conforme fui creciendo, entrando ya en la adolescencia, descubrí el mundo del porno. No voy a discutir aquí sobre el porno, más adelante quizá lo haga. A lo que voy, en un primer momento me masturbaba viendo vídeos porno tradicionales, o lésbicos. Por aquel entonces a mí se me había olvidado aquello de la sumisión.
Un buen día, por casualidad recordé aquello y busqué vídeos relacionados con eso, y bueno. Nunca hasta ese momento me había excitado tanto. Empecé a ver solo porno BDSM, ya que el tradicional/lésbico dejaron de excitarme.
A la vez que disfrutaba con los vídeos, me sentía culpable por excitarme al ver a mujeres siendo "agredidas", pero me gustaba. ¿Qué podía hacer yo? Los gustos no se eligen. Además, escuchaba continuamente comentarios de gente cercana a mí sobre lo locos que debían estar a quienes les gustaba el BDSM. Esos comentarios, me hacían daño, y no podía compartirlo con nadie porque decirle a cualquiera, incluso a mis mejores amigos, que me gustaba el BDSM era sinónimo de "estás enferma tía". Tuve que aprender a vivir con ello. Como no era frecuente, simplemente lo olvidaba y continuaba viendo vídeos y soñando con que algún día lo practicaría.
Mientras tanto, el feminismo llegó a mi vida. De nuevo me volví a preguntar ¿cómo me puede poner esto si soy feminista? ¿Estaré enferma de verdad? Tenía un dilema moral, que rápidamente solucioné. Del feminismo, pasé al transfeminismo. Esta nueva ideología me embriagó por su apariencia de libertad y feminismo prosex. Mis dudas se aclararon rápidamente. Según esta rama del feminismo, el BDSM, es una práctica sexual totalmente válida, que no tiene nada de malo. Así pues, dejé de sentirme culpable ya que pensaba que estaba bien el BDSM. Continué viendo vídeos y masturbandome con ellos.
Pero la vida avanza y las personas crecen, aparecen nuevas preguntas que plantearse y nuevos conflictos.
Una vez dejé el transfeminismo, descubrí el feminismo radical. A pesar de mi falta de conocimiento en esta ideología, lo poco que sé de ella, me gusta muchísimo y se asemeja más que cualquier otra a mi idea de feminismo y de como acabar con el patriarcado. El radfem, choca totalmente con el transfeminismo en muchos aspectos, uno de ellos es el abolicionismo. A diferencia del transfem, el radfem defiende que la prostitución y el porno, han de ser abolidas para que las mujeres seamos totalmente libres. También, pues, piensan que el BDSM es antifeminista. A raíz de esto he vuelto a escuchar aquellos comentarios de "la gente que le gusta el BDSM están enfermos" "son unos machistas, unos maltratadores", etc, no solo de algunas feministas radicales, sino de la gente en general. La toxicidad de estos comentarios, es enorme. Mucha gente no se da cuenta porque no les afecta y no lo hacen con mala intención, al revés, si critican esto es porque piensan que en el BDSM se maltrata a mujeres y no quieren que sea así. En cambio, yo sí me doy cuenta de su toxicidad, porque a mí, me duelen. ¿Qué culpa tengo yo si me gusta el BDSM? Los gustos no se eligen. Y esto me lleva a plantearme la siguiente cuestión:
¿Por qué me gusta el BDSM?
A simple vista parece una pregunta difícil de responder. Es complicado dar razones objetivas sobre algo totalmente subjetivo. Sin embargo, esta vez, creo que es más sencillo de responder.
Una vez más, el patriarcado, fiel acompañante de mi vida, es el culpable de ello. Desconozco los motivos por los cuales me gusta a mí en concreto, pero este gusto por el BDSM, tiene desde luego su orígen directo con el patriarcado. Desde niña, me he criado en una sociedad donde el papel de la mujer es ser sumisa frente al hombre. El hombre es el fuerte y valiente, la mujer es débil y cobarde. Son presentes en nuestras vidas los abusos de poder de los hombres en las mujeres en todos los ámbitos, desde lo económico y social hasta lo político y sexual.
Con todo esto que ya sabemos quiero decir que si me excita la idea de ser sumisa frente a un hombre, es por el hecho de que me he criado con ello, lo he vivido y vivo cada día prácticamente desde que nací. Por muy feminista que sea, no soy ajena a la sociedad patriarcal. Aunque sea mayor para tomar mis propias decisiones, todas y cada una de ellas, de una manera u otra, se verán influidas por el patriarcado y el capitalismo. Lo mismo ocurre con mis gustos y aficiones. A las mujeres a las que le gusta maquillarse, aun siendo feministas, les gusta porque se lo han inculcado desde que nacimos. De la misma forma, si he sufrido baja autoestima, ha sido por culpa del patriarcado. Si prefiero las pelis de amor a las de acción, es porque a las mujeres nos deben gustar esas, y así me han enseñado, y así ha ocurrido.
Y es por eso que las personas a las que nos gusta el BDSM, no estamos enfermas. Estamos influidas, como todos, por el patriarcado. Por ello creo que llamar a una persona influida por el patriarcado enferma, no me parece precisamente feminista. Es tóxico hacerle creer a una persona que está enferma por algo que no tiene la culpa. Hay que replantearse nuestros gustos, pero también es necesario plantearse que el orígen está en el patriarcado.
Estoy segura que en un contexto donde no existiera una sociedad patriarcal, a nadie le gustaría el BDSM. Desgraciadamente, vivimos en dicha sociedad y nuestro objetivo es eliminarla y todo lo que ello conlleva, pero no va a dejar de gustarme algo que no decido.
Soy consciente de que el BDSM no es feminista, asociarlo con el feminismo como mucha gente hace, es contradictorio y absurdo. Sin embargo no me hace menos feminista que me guste. Tampoco les hace menos feministas a aquellos que lo practican, ni convierte a las mujeres con rol de sumisa en maltratadas, ni maltratadores a hombres con rol de dominante y por supuesto en casos contrarios, tampoco. No es cuestión de criminalizar a aquellos que les guste ni aquellos que lo practiquen, están en su derecho de hacerlo, sino de buscar las razones por las que ocurre, y eliminarlo.
Concluyendo, es obvio que en el BDSM de los vídeos porno, sí hay abusos y violaciones y que por tanto eso no es BDSM. La gente que lo practica de verdad, debe ser respetada ya que es una práctica sexual consensuada, igual que respetamos a gente que se depila o sigue los cánones establecidos que luchamos por cambiar.