viernes, 20 de junio de 2014

Con las cadenas atadas vivía. Durante siglos así había sido. Era yo quien debía obedecer. Era inferior. Solo servía para cuidar la casa. Ese era mi oficio. Mi objetivo era encontrar un buen hombre que cuidara de mí. Así era mi vida. Obedecía, escuchaba, callaba y asentía. Así decían que yo era feliz. Tenía lo que merecía, decían.

Pues no. Hoy he gritado basta. Se acabó. Me he quitado las cadenas que durante siglos me oprimían y se las he lanzado a la cabeza a mi opresor. No soy superior. Pero tampoco inferior. Solo somos iguales. Yo sirvo para lo que quiero. Mi oficio lo elijo yo, y mi objetivo, la revolución. Así es mi vida. Desobedezco, escucho, grito y lucho. Así soy feliz. Tengo lo que quiero.

¡Viva la lucha feminista!

Salud y libertad.

domingo, 8 de junio de 2014

Y si quieres morir, vive

No hay mayor muerte que la vida. Cada segundo te consume, te hiere, te arrastra hacia la tumba. No puedes escapar por mucho que corras. De hecho, cuando más corres más te acercas. Te acercas a ese segundo final. Al último suspiro. Te metes en la boca del lobo hagas lo que hagas. Te guste o no, la vida es sinónimo de muerte. La disfrutes o no.

Nos mantienen engañados toda nuestra insignificante existencia. "Haz aquello, haz lo otro. Estudia, trabaja. Comportate. Obedece" ¿Y para qué? Vamos a acabar todos bajo tierra. Comidos por gusanos. Si no acaban antes las llamas con nosotros. Vamos a morir todos, nuestra existencia es mínima. A nadie le importa nadie. Es todo mentira. Somos niños que creen en fantasías, una fantasía llamada vida, la única realidad, la muerte. La muerte en vida, el final del cuento, el despertar, la locura, el sosiego, la calma, la muerte.