Las drogas
siempre han sido ese gran enemigo de los padres, de los policías, del gobierno,
etc. Desde que éramos niños nos han dicho que las drogas son malas, que nunca
debemos probarlas ni juntarnos con gente que consuma droga porque acabaremos
consumiéndolas.
Consumir
drogas puede ser nocivo para nuestra salud. Puede llevarnos incluso a la muerte
o a tener enfermedades muy graves.
Si esto es
así, ¿por qué hay drogas legales como el alcohol o el tabaco?
La respuesta
es porque al Estado le interesa. Desde el gobierno hacen campañas contra el
tabaco y el alcohol, ponen multas a quienes fuman en determinados sitios y a
quienes beben demasiado alcohol. Nos hacen creer que están en contra de las
drogas, pero las permiten. Con estas drogas hacen un gran negocio, más
importante que nuestra salud. El resto de drogas en cambio, están prohibidas.
¿Son tan
malas como nos hacen creer el resto de drogas?
La respuesta
es sí. Y esto el Estado lo sabe, pero… ¿realmente están en contra de ellas?
La respuesta
es no. Desde el Estado burgués, introducen las drogas en los barrios obreros,
los más marginales del país, dónde hay un alto porcentaje de posibles
revolucionarios. El Estado tiene miedo a la revolución y una de sus armas para
luchar contra ella y seguir en el capitalismo y que su negocio no caiga, es
introducir las drogas entre los jóvenes. Como nos han dicho siempre, las drogas
son malas para nuestra salud. Nos mantienen atontados, para que no nos demos
cuenta de nuestra situación y para que si nos damos cuenta, nuestra fuerza
física y mental para luchar sea menor.
La
prohibición de las drogas, hace que para nosotros los jóvenes, sean aún más
atractivas. En las mentes revolucionarias, esto se acentúa. Muchos
revolucionarios creen que el consumir drogas les hace más libres, más rebeldes
pero se equivocan. Caen en la trampa del Estado. Las drogas no nos hacen
libres, nos hacen dependientes. Además, muchos de nuestros ídolos que cantan
contra el sistema, caen también en la trampa de defender las drogas y esto hace
que nosotros creamos que son buenas. El consumir drogas, nos priva de asuntos
más importantes, como el estudiar, y el leer libros, en concreto, libros de
autores que buscan la eliminación del Estado burgués.
Con esto llegamos a la conclusión de que las drogas
son malas pero la solución no es prohibirlas, sino la buena educación, y claro
está, la eliminación del Estado burgués
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